La Vincularidad en Pacientes Borderline

En este libro se despliega la teoría de Enrique Pichon Rivière, su fundamento ­ filosóficos  y método de análisis y práctica. Se destaca el lugar que ocupa la concepción dialéctica y el materialismo en su pensamiento.
Se desarrolla el concepto de vínculo, mostrando el lugar fundamental que tiene en su obra y en la constitución del psiquismo. El desarrollo del psiquismo temprano y la formación del yo, están fundamentados en las relaciones vinculares primarias.
La interacción se concreta a través de vínculos que con­figuran una dimensión intrasubjetiva: el grupo interno o mundo interno. En la interioridad del vínculo emerge la simbolización.
La salud mental está identi­ficada con el registro de las propias necesidades y de la cotidianeidad en la que está inmerso el sujeto. Se habla de salud cuando está presente la posibilidad de integrar el yo, el objeto y el vínculo, reconociendo los aspectos de grati­ficación y frustración, de amor y de odio.
La sociedad en la que el sujeto está inserto es generadora de bienestar y salud o de malestar y patología, predominando necesariamente uno de ambos polos de la contradicción.
El contexto social actual está recorrido por contradicciones inherentes al sistema capitalista en su etapa imperialista; los conflictos que se generan tienen relación con la salud mental.
Las formas sociales de organización de la experiencia y las signi­ficaciones sociales dominantes en este nuevo orden producirían fragmentación social y subjetiva, como formas de una existencia alienada. La vivencia de fragmentación en los sujetos se relaciona con una fragilización yoica, al alienarse el sujeto por identifi­cación con mandatos sociales ajenos a sus necesidades.

Una parte de las presentaciones clínicas de la época tienen en común el empobrecimiento afectivo y representacional. El escaso registro afectivo potencia una escasa posibilidad de enlazar la acción, el sentimiento y el pensamiento. Se reiteran comentarios anecdóticos en los cuales el sujeto está escasamente implicado, quejas y comentarios banales sobre la realidad. Es tarea del terapeuta elevarlos a la categoría de discurso, implicando al sujeto y puntualizando inconsistencias. Hay que darle un sentido al relato y colaborar con el proceso de simbolización.

La angustia de desvalimiento o desamparo que revela un yo frágil e inmaduro se manifi­esta a través de cansancio, fatiga, vértigo, dolores vagos en el cuerpo, hipocondría, cuadros con predominancia de actos, adicciones y patologías psicosomáticas.

Se analiza en el texto una de las patologías prevalentes en la actualidad: la problemática borderline: un padecimiento por dé­ficit en la con­figuración del yo.

En este tipo de perturbación aparece una angustia de fragmentación, pérdida de vitalidad, disminución del valor del yo, vivencias de confusión y vacío.

Se narra el tipo de tratamiento, los objetivos de la terapia y el vínculo terapéutico a establecer, que se ubica en la dirección del logro de la constitución de un yo integrado.

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La Vincularidad en Pacientes Borderline

Este texto explora la subjetividad y la configuración familiar de origen de personas diagnosticadas con trastorno de pánico en el contexto social de 1990-2002, en Argentina; patología que se constituye como un punto de urgencia en salud mental debido a su alta incidencia y prevalencia.
Mediante la exposición de viñetas, se muestra el impacto del contexto social de la época; el tipo de vínculos y dinámica de las emociones observadas en la familia de origen de las personas entrevistadas y su estructuración subjetiva.
La elaboración conceptual, es abordada fundamentalmente a partir de la concepción psicológica de Enrique Pichon Rivière, a la vez que se incluyen otras perspectivas que analizan el trastorno de pánico.
La Licenciada Ana P.de Quiroga dice: “Dolores Galiñanes señala: ‘la dinámica psíquica de un sujeto integra  relaciones  sociales en un momento  particular de la historia’. Esta afirmación abre un camino investigativo que no solo articula el trastorno de pánico con la dinámica familiar, sino que ubica pertinente y creativamente este proceso en las alternativas del acontecer  socio-histórico.
Cuando… la ansiedad extrema o el pánico, crece exponencialmente y atrapa a millones de seres humanos  en distintas partes del planeta, es quizás una señal de que estamos más allá de una crisis, en el sentido de que nos encontramos en una situación de  emergencia social.

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Psicología clínica pichoniana

Fernando A. Fabris – María Dolores Galiñanes
Psicología clínica pichoniana identifica y retoma los ejes fundamentales de la perspectiva teórica fundada por Enrique Pichon Rivière en lo que refiere a su dimensión clínica. La clínica pichoniana es objeto de un renovado interés, del cual este libro es expresión.
El enfoque pichoniano constituye un planteo original e irreductible a otro que lo precedieron, incluido el psicoanálisis, del cual es diferente en teoría, técnica, practica e ideología. Se inscribe en una perspectiva vincular social, que sin desestimar la inalienable especificidad de lo psicológico afirma la determinación social de la subjetividad. A través de una reflexión que articula subjetividad y proceso social-histórico no solo se indagan los conceptos teóricos definitorios, sino también problemas psicopatológicos como la depresión, los trastornos de pánico, la fragmentación vincular y subjetividad propia de los años noventa y cuestiones teórico-técnicas especialmente problemáticas. Por último, se ofrece aportes a la ética de la psicología  social.
Dice Ana P. de Quiroga respecto de los autores: “Su andar no ha consistido sólo en apoyarse en lo previo, no ha sido, no es, una repetición ritualística. En tanto la indagación permanente, aportan originalidad de perspectiva, plantean posicionamientos que abren líneas de debate…”. La ruptura de Pichon Rivière con el psicoanálisis es “un aspecto firmemente sostenido y clarificador por los autores en los distintos artículos de este libro”. Concluye que Psicología Clínica pichoniana “aporta a la formación, al debate; es apoyatura en la comprensión de la conducta y nos brinda, particularmente en sus protocolos, los recursos teóricos-técnicos enriquecedores para la intervención.
Señala Hernán Kesselman: “Los autores plantean un trípode para la clínica pichoniana centrado en el sujeto, la situación y la conducta. Y también, una concepción del mundo interno y de vínculo que define como operativa una intervención en Psicología Social”. Además, “has recogido el testimonio para que pueda seguir desplegándose la presencia de Pichon Rivière en la Psicología Clínica (para que deje de ser un desaparecido intelectual en diversos sectores de la Psicología actual)…”.
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