1- Introducción
Este trabajo realiza un recorrido por los antecedentes filosóficos y psicológicos del enfoque cognitivo con el objetivo de resaltar la incidencia del sistema de creencias en las emociones y conducta de los sujetos. Luego destaca los conceptos fundamentales de los fundadores de la psicoterapia cognitiva: Albert Ellis y Aaron Beck, con el propósito de enlazarlos con la psicopatología, en particular con los trastornos de ansiedad y dentro de ellos con el ataque de pánico.
El modelo cognitivo comportamental afirma que el sujeto que desarrolla crisis de pánico cuenta con una vulnerabilidad básica dada por la sensibilidad a la ansiedad, el miedo a las emociones; el temor a perder el control sobre las mismas. Esto genera un tipo de ansiedad que se denomina basal y la lucha contra los síntomas que resulta siendo infructuosa y genera un tipo de ansiedad que se denomina secundaria (Chappa, 1999).
La hipótesis que se plantea en este trabajo es que esta vulnerabilidad de los sujetos que sufren crisis de pánico recurrentes se va configurando en el seno de un grupo familiar con un particular tipo de vínculos (Pichon Rivière, 1981). Este particular tipo de vínculos hace a la constitución del mundo interno de cada sujeto (Pichon Rivière, 1981).
Dirigir el trabajo en esta dirección aportaría un elemento importante a lo que ya se viene investigando para explicar y tratar el ataque de pánico.
Se concluye que, para la investigación del ataque de pánico, resultan de gran utilidad, conceptos desarrollados por el enfoque cognitivo: distorsiones cognitivas, pensamientos automáticos, esquema cognitivo, atribución de significados y los conceptos de autoeficacia y autoevaluación desde el punto de vista de la teoría del aprendizaje social propuesta por Albert Bandura. Estos conceptos pueden ser integrados con coherencia dentro del marco de la psicología social desarrollada por el Dr. Enrique Pichon Rivière.
2- Marco Teórico
2-1 Antecedentes filosóficos y psicológicos de la psicología cognitiva.
En el Manual de Psicoterapia Cognitiva, cuya autoría corresponde a Juan José Ruiz Sánchez y Justo José Cano Sánchez (s/f ), se realiza un exhaustivo análisis de los antecedentes históricos de la psicoterapia cognitiva. Este trabajo sintetiza algunos aspectos que hacen a la esencia de conceptos centrales desarrollados por la psicología cognitiva.
La psicología cognitiva reconoce sus orígenes filosóficos en la filosofía estoica (350 aC al 180 dC) y en la filosofía religiosa oriental budista y taoísta.
La filosofía estoica fue fundada por el griego Zenón quien consideraba como bien supremo a la virtud ya que su práctica llevaba a la felicidad; para alcanzarla debían gobernarse los estados emocionales extremos a través del autodominio.
Epicteto sostuvo que los hombres se perturban más por la visión que tienen de los acontecimientos que por los acontecimientos mismos. El cambio emocional por tanto se produce al cambiar una idea incorrecta por otra correcta. Esta matriz conceptual es reproducida por Albert Ellis uno de los pioneros de la psicoterapia cognitiva junto a Aaron Beck.
Buda, en Oriente (566 aC.) consideraba que dominando las pasiones humanas podía controlarse el sufrimiento físico y emocional y que la realidad es construída por el pensamiento y puede producir sufrimiento.
Estas concepciones filosóficas destacaban el papel que la organización cognitiva tiene en la emoción y conducta del ser humano.
Posteriormente los empiristas ingleses, Hume, Locke y Bacon, en el siglo XVII, destacaron que las emociones derivan de la asociación de ideas y que para lograr un conocimiento nuevo hay que librarse de conceptos erróneos preestablecidos.
Kant, dentro de la corriente idealista alemana, en los siglos XVIII y XIX, argumentó, que el significado personal de la experiencia humana es construído por la mente del hombre.
Esta corriente influye en el pensamiento de Alfred Adler y por su intermedio en el desarrollo posterior de la psicoterapia cognitiva.
En el siglo XX la corriente fenomenológica de Husserl y la existencial de Heiddeger destacaron el papel de la experiencia subjetiva en el conocimiento.
Otro campo filosófico que incidió en la psicoterapia cognitiva es el de la filosofía de la ciencia que se interesa por los fundamentos del conocimiento científico y tuvo una gran influencia sobre la corriente constructivista de la psicoterapia cognitiva.
La psicología cognitiva propone un enfoque integrador. Es un modelo que reconoce sus orígenes psicológicos en diversas escuelas que confluyen en el valor asignado a la experiencia subjetiva, en particular a los procesos cognitivos. La síntesis expuesta a continuación tiene por objetivo desarrollar esta idea.
Una de las fuentes teóricas es el psicoanálisis freudiano del que retomará el concepto de que además de los procesos conscientes, racionales y reflexivos existen los procesos inconscientes que son más emocionales, irracionales y actúan al margen de los anteriores.
Los autores que más han influído en la corriente cognitiva son los que provienen del psicoanálisis cultural, fundamentalmente K. Horney y Sullivan. Según Karen Horney (1950, citada en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ) las exigencias culturales y familiares internalizadas en las estructuras superyoicas desempeñan un papel central en el desarrollo de las neurosis. A. Ellis retoma este punto y desarrolla el concepto de creencias irracionales. El trastorno psicológico deriva de estas creencias cuyas características hacen que el sujeto persiga metas personales de un modo exigente, absolutista y no flexible (Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ).
En los años sesenta una línea minoritaria dentro del psicoanálisis norteamericano el psicoanálisis cognitivo destaca la existencia de procesos y esquemas cognitivos inconscientes formados en etapas tempranas de la vida y que al ser activados generan patología.
Se considera a Alfred Adler como un pionero de la psicoterapia cognitiva en los años veinte. Su concepción fue retomada treinta años después por el neopsicoanálisis, Kellis, Ellis y Beck. Adler (1924,1927, 1933, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ) hacía referencia a creencias inconscientes aprendidas en la época infantil en la familia, que se constituyen en etapas preverbales del desarrollo, conceptualizándolas como “esquema aperceptivo”; las “opiniones secundarias son creencias adquiridas en la etapa de socialización y verbal del desarrollo. Cuando los esquemas aperceptivos no son modulados por opiniones secundarias adecuadas en el proceso de socialización debido a perturbaciones en la relación con los adultos el individuo se impone sus metas inconscientes de forma rígida y asocial produciéndose patología.
Husserl, filósofo y fundador de la fenomenología define su objeto de estudio como el estudio de los fenómenos de la conciencia, las representaciones subjetivas, que son representaciones en la conciencia del mundo exterior. Jaspers (1913, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ) introduce el método fenomenológico en psiquiatría y psicopatología que permite la descripción de las vivencias subjetivas anómalas del enfermo psíquico. Los fenómenos vivenciales de la conciencia, constituyen un aspecto relevante de la cognición.
V. Frankl (1950, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ), psiquiatra existencialista, desarrolla la logoterapia, a través de la cual la persona revisa su historia personal y el sentido dado a su existencia a través de la toma de decisiones personales.
En la década del cincuenta, en Europa, hay un numeroso grupo de filósofos, psicólogos y psiquiatras investigando y trabajando sobre los procesos cognitivos: fenómenos de conciencia, valores y significados.
En Europa oriental diversos investigadores de las ciencias sociales y biológicas estudian la génesis de las funciones psíquicas superiores o cognitivas. Se destacan entre ellos el neuropsicólogo Luria, que en los años treinta creó la neuropsicología que en los años sesenta se desarrolló por la influencia teórica del psicólogo Vigostki.
A partir de los años sesenta aparecen progresivamente objeciones a las limitaciones del paradigma conductista tradicional.
Kelly en los años 50 y 60 expone la idea de que las personas miran al mundo y a sí mismos a través de categorías cognitivas utilizadas para categorizar los acontecimientos. (1955, 1966, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ).
La psicología cognitiva se originó antes de la década del sesenta como disciplina de la psicología experimental y de la psicología evolutiva.
La psicología cognitiva considera que la persona no es un reactor al ambiente o a fuerzas biológicas sino un constructor activo de su experiencia con carácter intencional. La teoría y los métodos cognitivo comportamentales surgen de la necesidad de integrar pensamiento y acción. Su objetivo consiste en la comprensión de los contenidos del pensamiento y en la modificación de conductas (Franchi, 2006).
2-2 Los fundadores de la psicoterapia cognitiva: Ellis y Beck.
Ellis desarrolla la terapia racional emotiva en el año 1955. Plantea que los trastornos emocionales derivan de un continuo autoadoctrinamiento en exigencias irracionales. La terapia consiste en tomar conciencia de este autoadoctrinamiento en creencias irracionales y sustituírlas activamente por creencias más racionales anti- exigenciales y anti- absolutistas, poniéndolas en práctica conductualmente mediante tareas a realizarse fuera de la consulta. Los principales componentes de la salud y los trastornos psicológicos se encuentran a nivel del pensamiento, a nivel cognitivo; éstos son las creencias irracionales, exigencias, en los procesos de trastorno psicológico y las creencias racionales, preferencias, en los procesos de salud psicológica. El hecho de que los eventos externos produzcan estados emocionales perturbadores extremos e irracionales o racionales depende de la actitud valorativa, de las creencias de cada sujeto particular (Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ).
Beck, en el año 1956, se cuestiona la teoría psicoanalítica de la depresión y luego toda la teoría del psicoanálisis. Los datos obtenidos en sus investigaciones mostraban que los pacientes depresivos visualizaban sus problemas de forma negativa. Su interés se centró, entonces, en los aspectos cognitivos de la psicopatología y de la psicoterapia.
La terapia cognitiva se basa en una teoría de la psicopatología que sostiene que la percepción y la estructura de las experiencias del individuo determinan sus sentimientos y conducta (Beck, 1967 y 1976, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ) . El concepto de estructura cognitiva recibe también los nombres de esquema cognitivo y en el ámbito clínico de supuestos personales. (Beck, 1979, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ). Equivalen a las creencias según la concepción de Ellis (1989 y 1990, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ).
Los esquemas cognitivos, supuestos personales o creencias conforman la estructura del pensamiento de cada persona, los patrones cognitivos estables mediante los cuales se conceptualiza la experiencia. Los valores, creencias, metas personales, pueden ser conscientes o no. Los esquemas pueden activarse ante situaciones desencadenantes y actuar a través de situaciones concretas produciendo distorsiones cognitivas, que consisten en un procesamiento cognitivo distorsionado de la información y cogniciones automáticas o pensamientos negativos, que constituyen el contenido de las distorsiones (Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f).
El aspecto coductual es un elemento que Beck toma basándose en la teoría del aprendizaje social de Albert Bandura (Bandura, 1982, citado en Franchi, 2006); rescata los conceptos de expectativa de refuerzos , autoeficacia y eficacia en los resultados, interacción entre persona y ambiente y modelado, que determinaron un cambio de la terapia conductual tradicional hacia el área de lo cognitivo.
La teoría del aprendizaje social plantea que la conducta humana es la resultante de la interacción entre los elementos cognitivos, los comportamentales y los ambientales (Bandura, 1982, citado en Franchi, 2006).
El enfoque cognitivo reconoce que cognición, afecto y conducta están relacionados y uno influye sobre el otro.
2-3 Definiciones conceptuales esenciales de la psicoterapia cognitiva comportamental.
Cogniciones: se refieren a los procesos de conocimiento y a los productos de los actos del conocimiento, percepción, memoria, juicio, lenguaje, creencias, actitudes y estrategias de resolución de problemas Mahoney, 1977, citado en Franchi, 2006). “Los procesos cognitivos intervienen en las diversas representaciones del mundo, en forma de transformaciones, atención selectiva, almacenamiento en la memoria completo o parcial, o modificaciones de las representaciones preexistentes” (Kovacs y Beck, 1979, citado en Franchi, 2006, p. 4).
Distorsión cognitiva y pensamientos automáticos: la distorsión cognitiva resulta de errores en el procesamiento de la información derivados de los esquemas cognitivos o supuestos personales. Son errores cognitivos (Sánchez y Sánchez, ). Los pensamientos automáticos son los contenidos de las distorsiones cognitivas. Las características generales de los pensamientos automáticos son (Mckay, 1981, citado en Sánchez Ruiz y Sánchez Cano, s/f ) :
- Son mensajes específicos que parecen taquigráficos.
- Son creídos pese a ser irracionales y no basarse en evidencia suficiente.
- Su contenido tiende a dramatizar la experiencia.
- Suelen poseer una visión de túnel: tienden a producir una determinada percepción y valoración de los eventos.
Esquemas cognitivos: son patrones cognitivos estables que constituyen la base de la regularidad de las interpretaciones acerca de un conjunto de situaciones.
“Son modelos internos o aspectos del Self y del mundo a través de los cuales el sujeto percibe, codifica y rememora o recuerda información” (Franchi, 2006, p. 14).
En los estados psicopatológicos, las conceptualizaciones de los sujetos acerca de determinadas situaciones se distorsionan ajustándose a los esquemas inadecuados predominantes.
“Set” cognitivo: la organización cognitiva (Beck y Emery, 1985, citado en Franchi, 2006), selecciona ciertas características de la realidad y tiene una influencia decisiva en lo que se percibe. El “set” cognitivo está compuesto por expectativas, intereses, inclinaciones, y determinan qué aspectos de la escena serán seleccionados.
3- Relación entre ansiedad y ataque de pánico.
La terapia cognitivo comportamental desarrollada por Beck y sus colaboradores se focalizó en la investigación y tratamiento de la depresión (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979, citado en Franchi, s/f, artículo no publicado). Luego este modelo se aplicó al análisis y tratamiento de otros trastornos emocionales, entre ellos a los trastornos de ansiedad.
Entre los trastornos de ansiedad, nomenclados de este modo por el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) (Pichot, 1995), este trabajo se ocupará de abordar algunas problemáticas sobre el ataque de pánico.
La palabra ansiedad deriva del latín “anxietas”, que significa congoja o aflicción. Consiste en un estado de malestar psicofísico que se caracteriza por turbación, inquietud, zozobra, inseguridad y temor ante lo que se vivencia como una amenaza inminente. La diferencia entre ansiedad normal y patológica es que esta última se funda en valoraciones irreales de la amenaza. La ansiedad leve produce una sensación de inquietud, intranquilidad y desasosiego; la ansiedad severa puede paralizar al individuo y transformarse en pánico (Cía, 2002). El pánico se caracteriza por una vivencia de miedo intenso o terror, con sensación de descontrol, desvanecimiento o muerte inminente, que se presenta súbita y espontáneamente en individuos predispuestos (Cía, 2002).
La ansiedad es una emoción que tiene correlatos fisiológicos llegando a afectar todos los sistemas del organismo (Franchi, s/f, artículo no publicado). El Dr. Cía (1999), siguiendo el enfoque cognitivo comportamental, describe los síntomas fisiológicos, somáticos o neurovegetativos de ansiedad que se manifiestan en el ataque de pánico; los síntomas mentales, cognitivos o subjetivos y los síntomas comportamentales. Entre los síntomas fisiológicos se destacan los cardiovasculares, respiratorios, gastrointestinales, genitourinarios, neurovegetativos, neurológicos y psicofísicos. Los síntomas cognitivos se expresan en inseguridad, preocupación, sentimientos de inferioridad, incapacidad para afrontar situaciones, anticipación de peligros potenciales, dificultad en la concentración, apatía, pérdida de la capacidad objetiva para pensar. Los síntomas comportamentales se manifiestan como inquietud o hiperactividad; parálisis motora; movimientos torpes, temblorosos, desorganizados; tics, tartamudeos o movimientos repetitivos sin sentido; comportamientos de evitación de la situación temida.
El modelo cognitivo, según Clark (1997, citado en Chappa, 1999), puntualiza que la persona que reacciona con ansiedad interpreta erróneamente estímulos que no revisten peligrosidad.
Las reacciones de ansiedad persisten debido a que las personas despliegan estrategias cognitivas y conductuales para prevenir las consecuencias temidas. Los síntomas de ansiedad agravan la sensación de peligro. Así se configura un círculo vicioso generador de nuevos ataque de pánico (Clark, 1986, citado en Chappa, 1999).
Los pacientes que desarrollan trastorno de pánico, es decir ataques de pánico recurrentes, tienden a interpretar ciertas sensaciones corporales catastróficamente.
Los estudios epidemiológicos indican que la frecuencia con que se experimentan crisis de pánico es del 7 al 28% (Williams y col. , 1988; Margraf y Ehlers, 1988, citados en Chappa, 1999), sin embargo solamente un 3-5 % desarrollaran un trastorno por pánico, es decir sufrirán las crisis en forma recurrente.
Clark, (1997, citado en Chappa, 1999), plantea que esa tendencia a interpretar catastróficamente los síntomas de ansiedad puede deberse a experiencias de aprendizaje o ser la consecuencia de la manera en que el paciente, las personas allegadas o el médico o responden al primer ataque.
Según Chappa (1999), las experiencias de aprendizaje de los sujetos y actitudes familiares no han sido suficientemente investigadas.
Chappa (1999), sostiene que para que las crisis se desencadenen además de la significación peligrosa, catastrófica, de los síntomas de ansiedad, es necesario que la persona instale la lucha contra los mismos; al fracasar en el control la crisis se desencadena.
La sensibilidad a la ansiedad (Reiss, 1991, citado en Chappa, 1999), consiste en el temor a los síntomas de ansiedad. El temor se centra en la pérdida del control sobre las emociones (Zaremba Berg, s/f, citado en Chappa, 1999).
Según (Lázarus, (s/f), citado en Chappa, 1999), la significación de la amenaza no es suficiente para el desencadenamiento de la crisis; es necesaria la percepción por parte de la persona de su incapacidad, de su falta de recursos para enfrentar el peligro. La falta de recursos para el afrontamiento está ligada al concepto de vulnerabilidad. Beck (1979, citado en Chappa, 1999) define la vulnerabilidad como la percepción que tiene un sujeto de su ausente o insuficiente seguridad para enfrentar peligros internos o externos. La persona remarca la falta de confianza en sí misma y anticipa resultados negativos frente a cualquier empresa que emprenda. El sentimiento que emerge según Bandura (1969, citado en Chappa, 1999), es el de ineficacia personal.
El paciente afectado de pánico cuando los síntomas aparecen comienza a luchar para que cesen; al fracasar en este intento se activa el sentimiento de vulnerabilidad, la percepción de que es incapaz de controlar los síntomas que se interpretan como muy graves; la crisis se desencadena por aumento sostenido del temor.
El modelo cognitivo comportamental afirma que el sujeto que desarrolla crisis de pánico cuenta con una vulnerabilidad básica dada por la sensibilidad a la ansiedad, el miedo a las emociones; el temor a perder el control sobre las mismas. Esto genera un tipo de ansiedad que se denomina basal y la lucha contra los síntomas que resulta siendo infructuosa y genera un tipo de ansiedad que se denomina secundaria (Chappa, 1999).
4- Conclusiones
Retomaré, para la elaboración de las conclusiones, una parte del trabajo “Estado actual del tratamiento del pánico y la agorafobia” (1999), expuesto en el panel sobre Actualizaciones de psicoterapia cognitiva, cuya dirección estuvo a cargo de Herbert Chappa. Se plantea que para comprender por qué algunas personas sufren trastorno de pánico es necesario demostrar:
- La existencia de las experiencias de aprendizaje que se invocan en la historia de los pacientes con crisis inesperadas que van al trastorno y su ausencia en quienes no.
- Que los allegados y parientes próximos tienen una actitud distinta en los primeros y no en los segundos y que esa actitud tiene consecuencias psicopatológicas en el pánico.
- Y por último que la forma de responder a la crisis del propio paciente es tal que favorece la recurrencia. Es aquí donde participa la interpretación catastrófica de los síntomas.
Los puntos 1 y 2 han recibido poca atención en las investigaciones clínicas con excepción tal vez del trabajo de Ehlers (1993) en el cual se investigan las actitudes de los familiares del paciente hacia los síntomas de ansiedad. En este estudio retrospectivo las actitudes de los padres eran más de preocupación y de otorgar el rol de enfermo al paciente si bien esto presentaron en la niñez o adolescencia un mayor número de síntomas de pánico que los controles. Es razonable esperar que tales síntomas despierten las preocupaciones de los padres.
Estos a su vez presentaban con mayor frecuencia que los padres de los controles síntomas de ansiedad tipo pánico, como es frecuente encontrar en este trastorno cuando se realizan estudios de genéticos de familia.
Creo que el punto 3 es el único probado, sostenido por la experiencia clínica y por el gran número de pacientes que sufren trastornos agudos que no hacen crisis (por ej., angina de pecho, sofocaciones severas accidentales, síntomas de mareos o perturbaciones del equilibrio en el síndrome vertebro-basilar, etc.). (p.4)
Comparto la inquietud en la búsqueda de la explicación de las causas que hacen que algunas personas desarrollen trastorno de pánico y otras no, aún cuando hayan padecido crisis esporádicas en algún momento de sus vidas. Siguiendo con la línea de lo planteado en la exposición arriba mencionada considero que habría que buscarlas en las experiencias de aprendizaje que los sujetos realizan en su grupo primario inmediato: la familia.
El modelo cognitivo comportamental destaca que el sujeto que desarrolla crisis de pánico cuenta con una vulnerabilidad básica dada por la sensibilidad a la ansiedad, el miedo a las emociones; el temor a perder el control sobre las mismas. Esto genera un tipo de ansiedad que se denomina basal y la lucha contra los síntomas que resulta siendo infructuosa y genera un tipo de ansiedad que se denomina secundaria (Chappa, 1999). Esta vulnerabilidad de los sujetos que sufren crisis de pánico recurrentes se va configurando en el seno de un grupo familiar con un particular tipo de vínculos (Pichon Rivière, 1981). Este particular tipo de vínculos hace a la constitución del mundo interno de cada sujeto (Pichon Rivière, 1981).
En el “Prólogo” de El proceso grupal (1981) Enrique Pichon Rivière define al mundo interno de la siguiente manera:
Ese mundo interno se configura como un escenario en el que es posible reconocer el hecho dinámico de la internalización de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta reconstruír la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades diferentes por el fantaseado pasaje desde el “afuera” hacia el ámbito intrasubjetivo, el “adentro”. Es un proceso comparable al de la representación teatral, en el que no se trata de una siempre idéntica repetición del texto, sino que cada actor recrea, con una modalidad particular, la obra y el personaje. El tiempo y el espacio se incluyen como dimensiones en la fantasía inconsciente, crónica interna de la realidad”. (p. 10)
En el “Prólogo” de El proceso grupal (1981) Enrique Pichon Rivière define al vínculo “como un protoaprendizaje, como el vehículo de las primeras experiencias sociales, constitutivas del sujeto como tal” . (p. 11)
Dirigir el trabajo en esta dirección aportaría un elemento importante a lo que ya se viene investigando para explicar y tratar el ataque de pánico.
Las hipótesis planteadas en mi proyecto de tesis (2006) tienen esta intencionalidad. Las mencionaré para una mejor comprensión de lo planteado. Son las siguientes:
H1: la época histórico social actual es generadora de un tipo de vínculos que incrementan los niveles de ansiedad promoviendo ataque de pánico en sujetos predispuestos.
H2: Existen vínculos familiares que promueven el incremento en los niveles de ansiedad (ansiedad patológica) generando ataque de pánico y vínculos familiares que generan niveles normales de ansiedad.
H3: los sujetos que padecen ataque de pánico pertenecen a familias en las cuáles los vínculos generan sensibilidad a la ansiedad. Esta característica no está presente en familias con niveles normales de ansiedad.
H4: los sujetos que padecen ataque de pánico pertenecen a familias en las cuáles los vínculos promueven distorsiones cognitivas, en particular pensamiento catastrófico, en los sujetos. Este tipo de pensamiento no está presente en familias con niveles normales de ansiedad.
H5: los sujetos que padecen ataque de pánico pertenecen a familias en las cuáles en los vínculos predomina el maltrato físico y/o psicológico. Este no predomina en los vínculos de familias con niveles normales de ansiedad.
H6: los vínculos en los que predomina el maltrato conforman una estructuración deficitaria del yo en los sujetos con ataque de pánico. Esta característica no está presente en los vínculos de familias con niveles normales de ansiedad.
H7: los sujetos que padecen ataque de pánico pertenecen a familias en las cuáles en los vínculos predomina la indiscriminación (vínculos simbióticos). Esta característica no está presente en los vínculos de familias con niveles normales de ansiedad.
H8: los vínculos simbióticos producen una seudoseguridad en sujetos con una estructuración deficitaria del yo. Generan la ilusión de protección. Esta característica no está presente en los vínculos de familias con niveles normales de ansiedad. (pp. 3-4)
Son de gran utilidad, para la investigación del ataque de pánico, conceptos desarrollados por el enfoque cognitivo: distorsiones cognitivas, pensamientos automáticos, esquema cognitivo, atribución de significados y los conceptos de autoeficacia y autoevaluación desde el punto de vista de la teoría del aprendizaje social propuesta por Albert Bandura. Estos conceptos pueden ser integrados con coherencia dentro del marco de la psicología social desarrollada por el Dr. Enrique Pichon Rivière.
Referencias Bibliográficas
Chappa, H. (1999). Actualizaciones de Psicoterapia Cognitiva. Trabajo presentado al Meeting Regional de la Asociación Mundial de Psiquiatría, realizado en Buenos Aires del 20 al 23 de Octubre de 1999.
Cía, A. H. (1999). Estrategias para superar el pánico y la agorafobia. Buenos Aires: El Ateneo.
Cía, A. H. (2002). La ansiedad y sus trastornos. Buenos Aires: Polemos.
Franchi, S. (s/f). El modelo cognitivo integrativo de la ansiedad.
Franchi, S. (2006). Psicoterapia cognitiva integrativa. Conceptos generales. Manuscrito no publicado.
Pichon Rivière, E. (1981). El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología social. 6ª ed. Buenos Aires: Nueva Visión.
PICHOT, P. (1995). DSM IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson S.A.
Sánchez Ruiz, J. J. y Sánchez Cano, J. C. (s/f ). Manual de psicoterapia cognitiva. Disponible en: