1- Introducción
El primer estudio nacional sobre uso de drogas se publicó en junio de 1999, (Estudio… de Sedronar, 1999, citado en Tabares, 2005), y plantea que tres de cada cien personas mayores de 16 años consumen sustancias ilegales en la Argentina.
Las drogas legales presentan también un alto porcentaje de consumo. El Dr. Héctor Conti, subsecretario de Medicina Sanitaria y Social de la provincia de Buenos Aires en 1989, destacó que la principal adicción padecida en el país era el alcoholismo y el alcohol es una droga legal. La cifra de alcohólicos es de 2.000.000 de personas (Pellegrini, 1992).
Entre las principales drogas que se consumen en la cuenca del Río de la Plata está en primer lugar el alcohol, en segundo el tabaco, en tercero los psicofármacos, en cuarto la marihuana y en quinto la cocaína. Hay aproximadamente 1.800.000 alcoholistas, 250.000 consumidores de droga y 20.000 adictos. Se estima que el 12 % de las personas mayores de 15 años son bebedores problema y el 34% consumen drogas ilícitas (COTESAL, Comité Técnico Asesor sobre Alcoholismo, citado en Musacchio de Zan y otros, 1992).
Las adicciones constituyen “una patología de alta peligrosidad tanto para el individuo como para la sociedad, donde ya cumplió las condiciones para ser considerada una verdadera pandemia” (Kalina, 1990, p. 16). Es ésta una problemática que por comprometer seriamente las condiciones de vida de la comunidad convoca “al esfuerzo mancomunado de especialistas y de la gente en la búsqueda y elaboración de estrategias que gesten enfoques operativos para el abordaje de una situación tan crítica” (Tabares, 2005, p. 1). Es necesario entonces diseñar propuestas preventivas que promuevan la participación de la comunidad y generar recursos clínicos que brinden una atención adecuada a la población afectada.
El fenómeno de las adicciones se ha convertido en una grave enfermedad social. Para desarrollar adicciones deben concurrir los siguientes factores:
- La droga
- El medio sociocultural
- Una persona cuya estructura de carácter lo haga vulnerable, a causa de crisis vitales o psicológicas
Es tarea de los equipos de salud intervenir en el tercer nivel, actuando sobre la persona y su familia para prevenir mediante la investigación de las condiciones que protejan a los seres humanos y la sociedad, del riesgo de enfermar (Casarino y Leonetti, 1992).
Eduardo Kalina, sostiene que en la actualidad el problema del narcotráfico y del abuso de drogas traspasó a la psiquiatría, convirtiéndose en uno de los negocios más lucrativos del comercio mundial, junto con el armamentismo y el petróleo. La sociedad actual genera determinadas patologías. Las familias son un microsistema que conforman un macrosistema que es la sociedad. Todo abordaje sobre la problemática de la adicción debe comprender a la familia y al sujeto insertos e influidos por un sistema social, (1990).
2- Marco teórico
2-1 Eduardo Kalina: teorizaciones sobre los fenómenos de interacción en los grupos familiares de adictos en base a la práctica clínica.
La adicción se desarrolla en personas con estructuras pre-adictivas.
En el grupo familiar con integrantes adictos se observa una pareja de padres con un tipo de comunicación basada en malentendidos. Un malentendido original se genera en torno a un pacto ilusorio inconsciente en la configuración de la pareja. El hombre se presenta como una figura potente y dadora pero el rol que asume posteriormente es un rol receptivo. La mujer que se presenta como receptora se ve luego exigida a transformarse en activa, dadora. Si este tipo de interacción no es aceptada se instala la amenaza de ruptura del vínculo; por lo que se instituye un pacto perverso, (Bleger, comunicación personal, citado en Kalina (1990). Este pacto perverso tiene una finalidad no explicitada y genera un chivo emisario, que es un hijo que consume drogas, o varios. Se sacrifica un hijo para mantener el vínculo.
El padre, en estas familias es una figura débil, pasiva, distante, ausente, que se mantiene al margen del grupo familiar. La madre es una persona depresiva que necesita la estima externa para regular su autoestima (Liberman, 1966, citado en Kalina, 1990). Un hijo que se droga, de quien se nutra es la forma que encuentra el marido para tranquilizarla y mantenerse distanciado.
Los padres, en la mayoría de los casos son hombres pasivos, que se dejan dominar y mantienen una gran distancia con respecto a sus esposas. Ceden completamente sus prerrogativas como padres, a cambio de que se les permita la libertad de sumergirse del todo en su trabajo.
Las madres son mujeres exigentes y controladoras, que necesitan y mantienen fuertes relaciones simbióticas con sus hijos. No objetan el distanciamiento de su esposo, mientras éste les permita un control total sobre los hijos. Este trueque, inconsciente por lo general, aflora por primera vez cuando se debe tomar la decisión de enviar al hijo a recibir tratamiento. El padre dejará la decisión en manos de la madre. (Materson, 1975, citado en Kalina, 1990, pp20- 21)
El hijo al ir creciendo y en su proceso de desimbiotización recibe mensajes contradictorios que le dicen: no crezcas, quédate conmigo, no seas. Estos mensajes se dan junto a otros contradictorios con éstos mediante los cuales se les enseña a independizarse. Se generan una serie de pactos perversos que tienen la finalidad de mantener la homeostasis familiar. Se niega la problemática, no se ve. Este modelo es incorporado por el adicto que niega su autodestrucción., tiene características omnipotentes, maníacas; se posiciona como el salvador de la estructura sometiéndose al rol que se le asignó. Su autodestrucción puede llevarlo a la muerte.
En el proceso evolutivo de las personas que recurren a las drogas está presente el abandono en los comienzos de la vida postnatal.
Las familias que generan adictos son familias psicotóxicas, (Davidson, comunicación personal, citado en Kalina, 1990), es decir familias que recurren a tóxicos para enfrentar los problemas y la ansiedad generada por ellos. Predomina la acción sobre la palabra; el lenguaje verbal está descalificado. La mentira está siempre presente, convirtiéndose en un síntoma patognomónico del adicto. El origen etimológico de la palabra droga significa mentira, embuste.
Son familias con una profunda estructura narcisista, simbiótica, donde el self de uno no está claramente delimitado del self del otro, la invasión permanente de unos por otros es la norma, utilizando para esto la manipulación permanente.
Al no tolerar la ansiedad son familias que se rigen por la inmediatez.
En la droga el adicto encuentra ilusoriamente la identidad, la integridad, llenado la sensación de vacío y aliviando transitoriamente la depresión.
La etapa final del conjunto de pactos perversos en la familia lo constituye el pacto criminoso (Rascovsky,1971, citado en Kalina, 1990). Los pactos perversos comienzan con los malos entendidos iniciales en la gestación de la pareja, continúan con “el hacer la vista gorda” por parte del padre, quien para mantenerse como figura que da una ilusión de existencia grandiosa, permite todo mientras no se lo requiera. En la adolescencia la tensión se incrementa y la falta de límites, las conductas impulsivas y el consumo, pueden conducir al adicto a la muerte. Es ésta una solución inducida.
2-2 Vínculos tempranos: condicionantes de los problemas adictivos.
En la constitución del psiquismo juega un papel fundamental la familia que transmite al sujeto las pautas sociales de un ambiente que no le es tan próximo.
El nacimiento de un self fuerte y vital surge del encuentro entre un sujeto y un objeto en una relación de dependencia (Casarino y Leonetti, 1992). El bebé necesita encontrar en el vínculo con la madre gratificaciones que contengan sus impulsos, regule las tensiones y le dé estabilidad y seguridad. Es importante resaltar que privar al niño del displacer durante el primer año de vida es tan dañino como privarlo del placer, (Spitz 1965, citado en Casarino y Leonetti, 1992). La madre a través de su relación empática responde a las necesidades del bebé, si esto no ocurre porque la estructura psíquica materna es fundamentalmente narcisista, el self del niño se configura desvitalizado, depresivo, con sentimientos de vacío, amenaza de fragmentación y desintegración. Este es el germen de una estructura adictiva (Kohut, 1978, citado en Casarino y Leonetti, 1992). La identidad final se configura en la adolescencia incluyendo las identificaciones anteriores, alterándolas, conformando una identidad total (Erikson, 1968, citado en Casarino y Leonetti, 1992).
Las características familiares descriptas por Casarino y Leoneti, en “Factores psicológicos tempranos en la estructuración de la personalidad adicta”, (1992), coinciden con la caracterización del grupo familiar observada por Eduardo Kalina.
- En la familia del adicto es común encontrar otras personas con adicciones: a psicofármacos, a medicamentos, a la comida, a drogas legales como el tabaco o el alcohol. Pueden poseer conductas compulsivas en relación al juego, al consumo, al trabajo, etc.
- Son familias en las que el vínculo marital es precario y mantenido por un hijo dependiente e inmaduro.
- Suele haber secretos familiares, contradicciones y mentiras.
- Los padres suelen no tener autoridad sobre los hijos; hay falta de límites y oscilaciones arbitrarias en las reglas que van desde el autoritarismo a la permisividad total.
- Suelen detectarse mensajes explícitos o implícitos de inducción a la muerte.
- La interacción agresivo destructiva entra en contradicción con la tendencia a querer evitar sufrimientos y displacer al hijo mediante el despliegue de elementos materiales.
- Son familias donde predomina la incongruencia jerárquica; las fronteras entre los sistemas paternos y fraternos están borradas.
- Son familias en las que un padre suele estar sobreinvolucrado y el otro ausente.
- Las madres suelen ser inmaduras, con baja autoestima; pueden ser depresivas con núcleos melancólicos, llenando su vacío con el hijo al que absorben y usan como droga antidepresiva. Manipulan al hijo desde una sobreprotección “bondadosa” que encubre su inmadurez.
Una madre narcisista con núcleos depresivos, poco estimulante no genera las condiciones para el establecimiento de una simbiosis suficiente para el normal desarrollo psíquico. Una madre sobreprotectora, que sobregratifica, que se adelanta al deseo del hijo, colmándolo con sus necesidades proyectivamente gratificadas, tampoco ofrece las condiciones para un desarrollo adecuado.
La adicción es consecuencia de fallas en la estructura básica del psiquismo. La conducta adicta sería un intento de paliar este déficit. Las personas con personalidad adicta se enmarcan en mayor o menor grado dentro de las personalidades narcisistas; configuran una estructura borderline.
En todas las formas de adicción, el fenómeno adictivo implica la influencia recíproca entre una personalidad disarmónica que recurre a sustancias restitutivas de la falla de la personalidad, y la sustancia psicoactiva que lleva a una transformación del sí mismo, de la conciencia de sí, del estilo de vida, el sistema de valores, la percepción del mundo, provocando la degradación de la vida humana (Casarino y Leonetti, 1992).
3- Ejemplo clínico
S es una mujer de mediana edad que consulta debido a una fuerte crisis de angustia que se desencadena luego de un mes de haber dejado de fumar. Si bien lo había hecho con ayuda médica y un grupo de contención, no estuvo conforme con la atención. Al mes de dejar de fumar comienza con episodios de llanto incontenibles acompañados de angustia, que aparecen en cualquier lugar, lo que le dificulta el trabajo y el desempeño cotidiano.
S está separada hace dos años y convive con tres hijos; uno de ellos fue padre en la adolescencia; dos de los hijos consumen alcohol abusivamente y marihuana en algunas ocasiones. El ex marido mantenía relaciones promiscuas por lo que decide separarse; sin embargo sigue dependientemente ligada a él y a su nueva mujer. Describe su convivencia con él como feliz, exceptuando los episodios de infidelidad. Tenían un alto poder adquisitivo por lo que ella podía comprar todo lo que quería con lo cual se sentía plena. Tenía el control sobre la economía, el funcionamiento de la casa y los hijos ya que el esposo estaba ausente. La sexualidad no era satisfactoria.
En cuanto a la familia de origen su padre fue un hombre distante emocionalmente y físicamente ya que por su trabajo estaba muy poco. S siempre esperó que la mirara, que la tuviera en cuenta, cosa que no logró. La madre, una eficiente ama de casa, fue una mujer fría con sus hijos.
S es consciente de sentimientos de angustia y vacío “en relación a su padre”. En su conducta predomina la acción, la compulsión. Le efectuaron siete intervenciones quirúrgicas por diferentes afecciones, las cuales cuenta con orgullo por su “capacidad para afrontar las adversidades”. La reflexión sobre la implicancia emocional es escasa.
Es muy dificultoso establecer un vínculo terapéutico en el que predomine la mutua colaboración en busca de caminos para simbolizar. Establece una relación dependiente; predominan mecanismos de negación omnipotente, disociación y conductas de grandiosidad.
S luego del mes de abstinencia vuelve a fumar y tiene con el alcohol una relación de abuso. Todo el placer aparece puesto en esta adhesión, sobre todo al cigarrillo.
Tiene una gran dificultad para establecer vínculos maduros en los cuales circule un afecto genuino y de reconocimiento de las necesidades del otro. Se puede inferir para su diagnóstico una estructura narcisista de base expresada en distintas manifestaciones de su conducta: tendencia a la depresión, sentimientos de vacío; carencia de empatía y mecanización de los vínculos afectivos; el placer está puesto en lo que daña y destruye; dificultad para el control de los impulsos; búsqueda de estímulos; confusión entre excitación y amor; falta de autoestima y de un sentimiento firme de identidad, self deficitariamente constituido.
4- Conclusiones
Este trabajo tuvo por objetivo explorar la temática de las adicciones teniendo en cuenta el papel que desempeña en su gestación la familia, como vehiculizadora del contexto social y ámbito de aprendizaje fundamental para el sujeto en conformación.
Los estudios realizados y las correlaciones halladas a través de la observación clínica constituyen un importante aporte en el desarrollo de un trabajo preventivo y para la tarea terapéutica.
Para el desarrollo de un psiquismo sano es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:
- Importancia de que los padres superen su propia patología narcisista, que impide tomar contacto con las necesidades del otro discriminándolas de las propias
- Importancia de que los padres no den un modelo de uso de sustancias adictivas.
- Importancia del claro establecimiento de límites entre los subsistemas familiares; evitar las alianzas, coaliciones, triangulaciones.
- Importancia de la clara delimitación de la pareja parental.
- Importancia de la presencia activa de ambos padres.
- Evitar en la comunicación los malentendidos, secretos familiares, mentiras y paradojas vinculares que generen confusión.
- Importancia de que los padres contengan y sostengan a los hijos permitiendo el contacto con el placer y el displacer. El aprendizaje a la tolerancia de la frustración, la angustia y la ansiedad es fundamental.
- Favorecer el aprendizaje de la capacidad para la espera que facilita el control de los impulsos y desarrolla la capacidad de simbolización.
Bibliografía
Casarino, E. Y Leonetti, M. (1992). Factores psicológicos tempranos en la estructuración de la personalidad adicta. En Musacchio de Zan, A., Ortiz Frágola, A., Pelicier, Y., Bellomo, L., Casarino E., D’Agnone O, et al. (Ed.). Drogadicción (pp.71-106). Buenos Aires: Editorial Paidos.
Kalina, E. (1990). Teoría y práctica de la psicoterapia familiar del adicto. Actualización. En Arias, J., Fernández Labriola, R., Kalina E. Y Pierini, C. (Ed.). La familia del adicto (pp. 9-41). Buenos Aires: Nueva Visión.
Pellegrini, J., Novarino, P., Sans, D. y Scarano, S. 1992). Alcoholismo, identidad y grupo. Buenos Aires. Ediciones Cinco.
Tabares, H. (2005, octubre). Clínica de la drogadependencia. El centro de día: un dispositivo para el tratamiento. Ponencia presentada en el Quinto Congreso Internacional de la Fundación Cambio. Córdoba. Argentina.