1- Introducción
Las ciencias sociales y, en particular la psicología, tienen de manera explícita o implícita una concepción filosófica del hombre, del ser. La teoría y técnicas psicoterapéuticas que aplica cada escuela psicológica despliegan la filosofía en la cual se fundamentan.
Este trabajo abordará el pensamiento de Ortega y Gasset como fundamento para la psicoterapia. Es importante comprender la incidencia del momento histórico en el que está inserto el filósofo, así como las influencias familiares en el desarrollo de su pensamiento. Por eso el trabajo se enmarca con los datos biográficos de Ortega e introduce las etapas que culminan en el raciovitalismo como concepción filosófica.
2- José Ortega y Gasset
2-1 Algunos datos biográficos.
José Ortega y Gasset, nació en Madrid en 1883. Su padre fue periodista. Su madre pertenecía a la burguesía liberal e ilustrada de finales del siglo XIX. Esta ascendencia familiar marcó la actividad de Ortega, tanto en lo referente a su participación en la vida política española como en su actividad periodística.
En 1902 obtiene la Licenciatura en Filosofía en la Universidad de Madrid. Los acontecimientos políticos y culturales de la época tiñen la conciencia de los intelectuales españoles que reflexionan acerca de la decadencia española y la necesidad de una regeneración. Viaja a Alemania buscando las fuentes de la futura regeneración española en la asimilación del pensamiento europeo. Las ideas regeneracionistas son llevadas a la práctica en una incansable actividad pública. Desde 1914 a 1923, la publicación de sus obras da cuenta del período perspectivista de su filosofía. A partir de 1923 da clases, fuera ya de la cátedra en la Universidad de Madrid, a la que había dimitido al instaurarse la dictadura de Primo de Rivera. Los contenidos de estas conferencias corresponden al período raciovitalista de su pensamiento. En 1930 retoma su cátedra y en 1931 despliega su actividad política como diputado a las Cortes Constituyentes de la II República por la provincia de León. En 1936, a raíz del golpe de estado contra la II República, que da lugar a la guerra civil española, Ortega se autoexilia, residiendo en Parías, en Holanda y en Argentina hasta 1942; luego reside en Portugal. En 1945 regresa a España donde no se le permite recuperar su cátedra; viaja a Alemania y en 1955 vuelve a España donde muere el 18 de octubre (http://www.webdianoia.com/).
2-2 Evolución de su pensamiento filosófico.
Tras la constatación del desfasaje de la vida científica española con respecto a la europea, los intelectuales españoles toman diferentes posturas. Ortega adopta la de buscar en Europa las claves de la regeneración española. Su análisis le lleva a ver que ese desfasaje tiene sus causas en la falta de método y rigor científico en el pensamiento científico español, que estaba teñido de subjetivismo e individualismo. Así plantea que es indispensable la exigencia de objetividad. Esta primera fase dura hasta 1914, fecha en la que con la publicación de Meditaciones del Quijote, da curso a su fase perspectivista; comienza aquí a desarrollar los elementos principales de su filosofía de madurez, que se opondrá a este objetivismo, continuando en la fase raciovitalista.
En oposición al objetivismo inicial, Ortega coincide con otras corrientes filosóficas del siglo XX, el vitalismo, el existencialismo, la fenomenología, al considerar que la vida cotidiana es un material filosófico.
En Meditaciones del Quijote expone el descubrimiento de la circunstancialidad; se niega a considerar separadamente el yo de su entorno. Expresa esta idea de la siguiente manera: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” (http://www.webdianoia.com/).
De la siguiente manera expone la esencia del mundo: “El ser definitivo del mundo no es materia ni es alma, no es cosa alguna determinada, sino una perspectiva”, “…donde está mi pupila no hay ninguna otra”. “…somos insustituibles” (http://www.webdianoia.com/). Sostiene que la verdad no es absoluta como pretendía el racionalismo; se llega a ella por la complementariedad de perspectivas.
La posición perspectivista y circunstancialista no es abandonada por Ortega en su período de madurez filosófica, que corresponde al raciovitalismo consistente en conjugar la vida con la razón.
El raciovitalismo destaca la primacía ontológica de lo real con respecto al conocimiento; la vida es el aspecto más significativo de la realidad. El pensamiento es secundario con respecto a la realidad objetiva. La vida, en tanto realidad radical, es el objeto primario de la reflexión filosófica, de la razón. La vida es la vida humana. El pensamiento capacita para su comprensión.
Vivir supone una tarea que se realiza con un fin; vivir es proyectar. El hombre debe decidir libremente lo que quiere ser y hacer. Hay una cierta limitación y una cierta libertad en las posibilidades de acción del hombre en sus circunstancias.
La dimensión histórica del hombre es inseparable del circunstancialismo. La naturaleza del hombre es histórica (http://www.webdianoia.com/).
3- Marco teórico
La ontología, cimiento de la filosofía, se ocupa de la definición del ser. Históricamente surgen diferentes formas de comprender la esencia del hombre. El cristianismo como cosmovisión del hombre es reemplazado en la Edad Moderna por la ciencia. La fe en la ciencia descansa en los desarrollos de la física; surge así como fundamento filosófico el Racionalismo cuyo fundador es Descartes en el año 1637 (Aranovich, comunicación personal). René Descartes, en su Discurso del método, busca un riguroso punto de partida para filosofar y concluye que lo que más certeza brinda es el pensamiento. De su pensamiento filosófico nace la filosofía moderna, en la que la certeza se desplaza de los sentidos al pensamiento, a la razón. Esta idea caracteriza al idealismo. Esta etapa del pensamiento lega un gran desarrollo científico-tecnológico y una visión estrecha en la comprensión de la existencia humana por la primacía otorgada a la razón (Aranovich, 2000).
Ortega y Gasset propone una nueva visión en la comprensión del hombre.
El error del idealismo fue convertirse en subjetivismo, en subrayar la dependencia en que las cosas están de que yo las piense, de mi subjetividad pero no advertir que mi subjetividad depende también de que existan objetos […] Si existe el pensamiento existen, ipso facto, yo que pienso y el mundo en que pienso – y existe el uno con el otro, sin posible separación. Pero ni yo soy un ser substancial ni el mundo tampoco- sino que ambos somos en activa correlación: yo soy el que ve el mundo y el mundo es visto por mí. Si no hay cosas que ver, pensar e imaginar, yo no vería, pensaría o imaginaría- es decir, yo no sería (Ortega y Gasset, citado en Aranovich, 2000, p. 35).
La realidad primordial, es entonces para Ortega y Gasset, “existir yo con mi mundo y en mi mundo” (citado en Aranovich, 2000, p. 36). Eso es “mi vida” (citado en Aranovich, 2000, p. 36). “El único ser indubitable que hallamos es la interdependencia del yo y las cosas […]. Ser es necesitar lo uno de lo otro.” (Ortega y Gasset, citado en Aranovich, 2000).
La vida es la realidad radical. Todo lo que existe, existe en mi vida y por eso existe. La vida está formada por un sistema bipolar, el yo y la circunstancia en la que debe desarrollar su existencia. El yo es un proyecto definido en el que se manifiesta una vocación. En muchas oportunidades el yo no puede resolver favorablemente para su proyecto las dificultades de la circunstancia. El ser del hombre consiste en un proyecto que se va desarrollando; su comprensión solo es posible si se sigue esa historia, ese drama (Aranovich, 2000).
“El ser de las cosas no lo tendrían ellas por sí solas , sino que surgiría únicamente cuando un hombre se encuentra ante ellas teniendo que habérselas con ellas. […] “Las cosas no tienen “ser” mientras no me pregunto yo por él y hago funcionar mi pensamiento.” (Ortega y Gasset, citado en Aranovich, p. 50). El carácter del ser de las cosas dependerá de cómo el yo las organice. Yo y circunstancia interactúan y se construyen mutuamente. Lo que da sentido al encuentro entre el yo y la circunstancia es el proyecto que el yo debe llevar a cabo para existir (Aranovich, 2000). En muchas ocasiones, la circunstancia altera el rumbo del proyecto por lo que el yo debe poseer la suficiente creatividad para modificarlo, sin un sometimiento sin condiciones y manteniendo los objetivos estratégicos fundamentales. El proyecto puede ser adaptable y modificable, pero Ortega se diferencia de Heiddeger, al afirmar que no puede ser cualquier proyecto. Mediante la introspección el ser humano puede conectarse con su auténtico ser, con la vocación. La posibilidad de escucharse aleja la ansiedad que se origina en la falta de contacto consigo mismo (Aranovich, 2000).
Ortega acuña el concepto de razón vital. El pensamiento surge de la existencia. Pensamiento e inteligencia son reacciones ante la vida. La razón tiene sus raíces en el hecho de vivir (Ortega y Gasset, citado en Aranovich, 2000). La razón debe adecuarse a la circunstancia. El individuo nace en una circunstancia material y social, constituída por un sistema de creencias e interpretación del mundo propio de un momento histórico particular. En esta interrelación entre el yo y la circunstancia, el yo tiene que concretar su accionar vital en un objetivo, en un proyecto. El ser humano sufre cuando la realidad deja de coincidir con sus creencias y corre peligro la subsistencia del proyecto.
Creencias son todas aquellas cosas con las que absolutamente contamos aunque no pensemos en ellas. De puro estar seguros que existen y de que son según creemos, no nos hacemos cuestión de ellas, sino que automáticamente nos comportamos teniéndolas en cuenta (Ortega y Gasset, citado en Aranovich, 2000, p. 82).
Las creencias conforman un sistema de encadenamientos en el que se afirman unas a otras, encontrándose permanentemente jaqueadas por la circunstancia. Las crisis sobrevienen en muchas ocasiones cuando una creencia se extingue y deja de cumplir su función de sostén del proyecto.
4- Psicoterapia, creencias y proyecto
La psicoterapia interviene en la crisis a raíz de una consulta cuando una creencia ha perdido validez y arrastra a otras relacionadas. El proyecto tambalea. Ante la sensación de riesgo aparecen vivencias de peligro con el consecuente incremento de ansiedad generando patología. En la actualidad los llamados trastornos de ansiedad tienen una prevalencia elevada.
La psicoterapia interviene fundamentalmente en el plano de las creencias ya que las ideas pueden ser contradictorias con las creencias y seguir un curso independiente. El individuo vive y proyecta de acuerdo a sus creencias.
La herramienta adecuada para operar en el plano de las creencias es el ensimismamiento. El ensimismamiento implica un volverse hacia adentro, una retracción del mundo exterior con el fin de que el sujeto se conecte con sus creencias ya que en ellas está inmerso su proyecto de vida (Aranovich, 2000).
La tarea terapéutica consiste en recoger los trozos de la creencia fracturada para rehacer, con la idea como tutor, el tejido de sostén destruido… Hace falta un plan, un proyecto para rehacer el proyecto. Al estupor propio de la desesperación, con frecuencia hay que oponer un programa mínimo pero coherente, con el sentido general que la existencia ha tenido hasta ese momento: un plan de emergencia. La reconstrucción de un mundo es una creación (Aranovich, 2000, p.89).
El problema originario del yo es la coincidencia consigo mismo al ser lanzado a la circunstancia. Si hay coincidencia consigo mismo surge la acción, ya que la vida es acción. El ensimismamiento promueve la reflexión, el contacto con las creencias, para que la acción tenga sentido, una razón vital (Aranovich, 2000).
5-Conclusiones
En el pensamiento de Ortega y Gasset hay elementos fundamentales para la práctica psicoterapéutica, que ha retrabajado de manera muy creativa el Dr. Ricardo Aranovich en sus textos: Psicoterapia Y Razón Vital, publicado en el año 2000, y Autenticidad y Vida, publicado en el año 2002.
Toda ciencia social y por ende la psicología incluye en sus desarrollos teóricos una concepción filosófica del hombre y del mundo, que se objetivan en la práctica psicoterapéutica.
Destacaría del raciovitalismo algunas ideas que considero de particular importancia para tener en cuenta en la formación y práctica de un psicoterapeuta.
- La primacía ontológica de lo real con respecto al conocimiento; la vida es el aspecto más significativo de la realidad. El pensamiento es secundario con respecto a la realidad objetiva. La vida, en tanto realidad radical, es el objeto primario de la reflexión filosófica, de la razón. Vivir supone una tarea que se realiza con un fin; vivir es proyectar. El hombre debe decidir libremente lo que quiere ser y hacer. Hay una cierta limitación y una cierta libertad en las posibilidades de acción del hombre en sus circunstancias.
- La dimensión histórica del hombre es inseparable del circunstancialismo. La naturaleza del hombre es histórica.
- El individuo nace en una circunstancia material y social, constituida por un sistema de creencias de interpretación del mundo propio de un momento histórico particular. En esta interrelación entre el yo y la circunstancia, el yo tiene que concretar su accionar vital en un objetivo, en un proyecto. El ser humano sufre cuando la realidad deja de coincidir con sus creencias y corre peligro la subsistencia del proyecto.
- En cada persona un proyecto pugna por realizarse; esto le da el perfil, el carácter a la persona. Ese carácter nace del fondo insobornable de cada uno, que imprime singularidad al proyecto individual que debe luchar por realizarse en determinada circunstancia más o menos favorable.
- La vocación nace del fondo insobornable.
- La relación entre sistema de creencias y proyecto: creencias son todas aquellas cosas con las que absolutamente contamos. Las creencias conforman un sistema de encadenamientos en el que se afirman unas a otras, encontrándose permanentemente jaqueadas por la circunstancia. Las crisis sobrevienen en muchas ocasiones cuando una creencia se extingue y deja de cumplir su función de sostén del proyecto.
- La psicoterapia interviene en la crisis a raíz de una consulta cuando una creencia ha perdido validez y arrastra a otras relacionadas. El proyecto tambalea. La psicoterapia interviene fundamentalmente en el plano de las creencias ya que las ideas pueden ser contradictorias con las creencias y seguir un curso independiente. El individuo vive y proyecta de acuerdo a sus creencias.
- La herramienta adecuada para operar en el plano de las creencias es el ensimismamiento. El ensimismamiento implica un volverse hacia adentro, una retracción del mundo exterior con el fin de que el sujeto se conecte con sus creencias ya que en ellas está inmerso su proyecto de vida.
- La tarea terapéutica consiste en recoger los trozos de la creencia fracturada para rehacer, con la idea como tutor, el tejido de sostén destruido… Hace falta un plan, un proyecto para rehacer el proyecto.
- El problema originario del yo es la coincidencia consigo mismo al ser lanzado a la circunstancia. Si hay coincidencia consigo mismo surge la acción, ya que la vida es acción. El ensimismamiento promueve la reflexión, el contacto con las creencias, para que la acción tenga sentido, una razón vital.
Referencias bibliográficas
Aranovich, R. (2000). Psicoterapia y Razón Vital. Buenos Aires: Gráfica Cabildo.
Aranovich, R. (2002). Autenticidad y vida. Buenos Aires: Gráfica Cabildo.
La filosofía en el bachillerato. La filosofía de Ortega y Gasset. Extraído en octubre del 2006 de http://www.webdianoia.com/.